Este artículo fue publicado originalmente por The Architect's Newspaper como "¿Por qué Airbnb debería ayudar a salvar un icono arquitectónico?".
Si tuviera que adivinar, diría que han pasado cuarenta años desde que Columbus, Indiana, fue el tema candente de las conversaciones relacionadas con el diseño en cócteles y reuniones en la ciudad de Nueva York. En aquellos días, fue el mecenazgo sobrecargado del industrial J. Irwin Miller y sus relaciones con diseñadores como Eero Saarinen y Alexander Girard que impulsaron una ola de arquitectura innovadora y provocativa en la pequeña ciudad del medio oeste. Columbus, con una población de 45.000 habitantes, cuenta con una estación de bomberos diseñada por Robert Venturi, una escuela de John Johansen, un parque de Michael Van Valkenburgh y varios edificios de Eliel y Eero Saarinen, entre ellos la emblemática Miller House.
Sin embargo, Columbus está de nuevo en el centro de atención. Exhibit Columbus es una iniciativa en curso que se lanzó el 29 de septiembre con un simposio que prepara el escenario para una gran exposición pública de diseño el año 2017. El organizador de exposiciones Richard McCoy, con la asistencia de patrocinadores locales y líderes como el presidente de la Fundación Wallace Will Miller, el diseñador Jonathan Nesci, el arquitecto Louis Joyner, el educador T. Kelly Wilson y la archivista Tricia Gilson, han construido un movimiento local y han congregado a un grupo de diseñadores de clase mundial: Aranda / Lasch, Baumgartner + Uriu, Rachel Hayes, Höweler + Yoon, IKD , Ball-Nogues Studio, Johnston Marklee, Jonathan Olivares Design Research, Oyler Wu Collaborative, Plan B Architecture & Urbanism y studio:indigenous; quienes compiten por el Premio Miller inaugural, una inusual competición cara a cara, donde diez equipos harán instalaciones específicas para cinco sitios en Columbus. Cinco ganarán la batalla y construirán sus propuestas en otoño del 2017.
Toda esta atención ha puesto de nuevo a Columbus en la conciencia del diseño. Mucha gente está emocionada de ver lo que la exposición del 2017 traerá. En paralelo, hay otra oportunidad increíble en Columbus que podría aprovechar este impulso.
Con el interés renovado en la ciudad, que prospera del turismo arquitectónico, la industria de la hospitalidad está creciendo. Notablemente, sin embargo, hay pocas propiedades de Airbnb. Una búsqueda rápida de un fin de semana en octubre sólo devuelve tres ofertas, ninguna de los cuales están en el centro de la ciudad donde está toda la acción. Esto importa porque los turistas jóvenes están buscando opciones de alojamiento más emocionantes que un hotel regular. ¿Cómo sería el alojamiento alternativo en Columbus hoy en día?
Hay un lugar que sería perfecto. La Cummins Occupational Health Association (COHA) fue uno de los edificios más innovadores en Columbus, pero ahora está bajo amenaza porque su dueño, Cummins Inc., no tiene ningún uso para ello. Originalmente completado en 1973 por Hugh Hardy de Hardy Holzman Pfeiffer, este moderno edificio de alta tecnología es uno de los secretos mejor guardados de Columbus. Sus coloridos y altamente expresivos sistemas expuestos celebran la tecnología de la construcción con una exuberancia manierista. La espaciosa planta abierta es coreografiada por una rampa que anima el espacio y que fue una nueva forma revolucionaria de construir instalaciones de atención médica en la década de 1970. Sin embargo, esta rampa puede ser inflexible para la reutilización adaptativa relacionada con la salud en el mundo de hoy.
Entonces, ¿cuál es la nueva vida adecuada para COHA? Una posibilidad sería lofts o vivienda estudiantil. Si bien la ciudad puede no tener el mercado para esta tipología, podría haber otra solución. Si Airbnb comprara el edificio, podría convertirlo en un grupo de alquileres (como un hotel) que sería rentable en Airbnb y podría inspirarse en su colaboración con el arquitecto japonés Go Hasegawa en el pueblo japonés Yoshino. Este proyecto, Sugi No Ie (Yoshino Cedar House), actúa como una unidad de alquiler y un centro comunitario para los visitantes y es propiedad de ciertos grupos de la comunidad local, de esta manera entregándole algo a la ciudad y ofreciendo una experiencia comunitaria para los viajeros.
En este modelo, la ciudad sería propietaria del espacio, y lo alquilaría mediante Airbnb. Las ganancias podrían beneficiar al Fondo del Patrimonio, que se invierte en la preservación de la arquitectura a través de Landmark Columbus. Airbnb estaría ayudando a preservar el diseño moderno.
El edificio de la COHA es perfecto para este modelo. Se necesita un patrón, y no hay reutilización fácil para ello. ¿Qué tan genial sería quedarse o vivir en una radical oficina de médico de la década de 1970? Los artistas o diseñadores pueden obtener alquiler a largo plazo, mientras que los visitantes pueden quedarse por la noche. Se necesitaría una empresa visionaria como Airbnb que valora el diseño para revitalizar este espacio en uno de los mejores hoteles de diseño del mundo. La compañía sería un héroe. Esperemos que puedan hacer realidad este sueño.
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